Crear una nueva ley de radiodifusión fue uno de los objetivos supuestos que se había planteado el ex –presidente (¿y ahora ministro?) Néstor Kirchner durante su mandato. Sin embargo el tema ni siquiera asomó. Esta vez, durante el gobierno de su esposa, Cristina Fernández de Kirchner, el tema fue retomado, pero no por iniciativa del Gobierno, sino por la declaración política que en su momento realizó la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la UBA en la cual, además de fustigar el tratamiento “clasista” y “discriminatorio”que los medios le dieron al conflicto con el campo, solicitaron que se construya una nueva ley de radiodifusión. La presidenta, enfrentada con el campo, utilizó la declaración de la facultad para criticar a los medios (que se pusieron en su mayoría a favor de los reclamos del campo) y en este contexto no pudo obviar el reclamo para la conformación de una nueva ley.
Sin embargo, el proyecto de una nueva ley de radiodifusión pasó rápidamente a convertirse en una simple modificación de la ley vigente. El cambio no es menor, sobre todo si se tiene en cuenta que la ley fue realizada durante la dictadura y cuenta por ende con ciertos rasgos autoritarios, como por ejemplo el control del COMFER por parte del Estado, un organismo que en realidad está intervenido desde el año 83, cuando volvió la democracia. Por otra parte, las modificaciones que se plantean son para que todo quede en familia, como por ej. el pedido de la CGT de obtener un frecuencia de radio.
En este contexto el planteamiento por parte del Gobierno parecería que quisiera esconder algunos otros problemas. Sobre todo debido a que la búsqueda de una ley de radiodifusión más democrática no se condice con las actuaciones del gobierno de los Kirchner. Néstor fue justamente el que avaló que sigan en vigencia los grandes multimedios ocupando las frecuencias del espacio radioeléctrico. Es decir, permitió que siga su rumbo sin obstáculos la concentración reinante en los medios. Durante su gestión logró modificar la ley para que puedan participar en las frecuencias de radiodifusión organizaciones sin fines de lucro. El efecto inmediato fue que de esta forma las Madres de Plaza de Mayo (kirchneristas) tuvieran su propio espacio en radio. Fue eso y nada más. Viendo este panorama cabría preguntarse:¿qué hay de nuevo viejo?