jueves, 2 de noviembre de 2006

Terminemos con la sanata del centro de estudiantes

El tema del centro de estudiantes reflota ahora que se producen las elecciones para elegir quién lo va a conducir, pero no debido a un interés concreto por lo menos de parte mía. No veo a este instrumento institucional como una forma de representación estudiantil, sobre todo porque me parece que lo que se hace es una práctica política, -en el sentido de la experimentación a través de la facultad de la política partidaria- , que en muchas ocasiones no toma en cuanto nada de lo que ocurre en el contexto cotidiano de la universidad. En la facultad de Sociales podemos observar agrupaciones que representan al ARI, al Movimiento Alfredo Bravo, al Kirchnerismo (Puiggros), al partido obrero (Oktubre, presidencia del centro actual) y el resto de listas que surgen como alternativas, aduciendo que defienden los ideales del Che Guevara y que se oponen al oficialismo de Kirchner y sus patotas. Mucho se habla de las formas democráticas que se busca imponer a través de las distintas agrupaciones. De lo que no se habla es de la forma antidemocrática de los reclamos de la FUBA cuando se quería elegir al rector de la UBA, e impidieron que tomara el mando Alterini porque se acordaron de que había estado en funciones en la época de la dictadura y que había que haber una democratización. Luego cuando iba a asumir el cargo de rector Franco, también opusieron resistencia al decir que el funcionario representaba los intereses de Alterini. Lo que podría ser una opción para estos democráticos luchadores podría ser poner el rector que más les gusta y el que mejor represente a sus intereses privados. Hoy la facultad sigue sin rector. Puede ser que la UBA sea un caos, pero estas situaciones lo único que provocan es más caos. Por otra parte hace pocos días, una de las agrupaciones intentó dar su discurso debido a la época de elecciones. El profesor les pidió que regresaran luego. Así ocurrió, la chica de “El viejo Topo” regresó, sin embargo el profesor consideró que los alumnos estaban realizando un trabajo y debían concentrarse en ello. No lo entendió así la chica de la agrupación que exigió que los alumnos se expresaran sobre la importancia o no de que hablara en ese momento. El profesor le indicó que él estaba a cargo de la clase más allá de la decisión que pudieran tener los alumnos. La persona insistió en querer pasar por arriba lo que le decía la autoridad a cargo y manifestó sus intenciones más allá de no tener el permiso. La situación fue una falta de respeto hacia el profesor y una acción que de más está decir que pone en ridículo a la agrupación “El viejo Topo”. Las reglas sobre la cursada están claras y el que está a cargo es el profesor. No se trata de ser democrático o no, se trata de respetar el principal motivo por el que se va a la facultad que es el estudio. Las charlas de las agrupaciones pueden ser dadas en las mesas de las que dispone cada una y en los pasillos de la facultad. Y si este método no es útil, estos grupos que dicen representar al estudiantado, deberían plantearse porque no pueden llamar la atención de los estudiantes. No sólo es cuestión de decir que los alumnos de la facultad no se comprometen. Otra de las modalidades que se impone hoy en la facultad durante elecciones son los debates que se dan en las aulas durante la cursada, en la cual participan una gran cantidad de agrupaciones, que dicho sea de paso presentaron 14 listas esta vez. Las acusaciones entre ellos -más que la propuesta concreta de un proyecto- hacen perder hasta 1 hora de clase. Eso sí, estas personas parecen justificarlo diciendo que es importante escucharlos y participar en sus propuestas. Estos debates se parecen a los que se realizaban en la televisión entre Macri, Carrió e Ibarra cuando se candidateaban para jefes de Gobierno. Era gracioso ver como en ocasiones Carrió se ponía del lado de Ibarra para atacar al presidente de Boca, y cuando después se apoyaba en Macri para deslegitimar a Ibarra. La misma lógica existe en el debate que se da entorno al centro de estudiantes. Comparto la idea y la necesidad de que los alumnos puedan ser representados, pero me parece que este sistema es pésimo. Federico Sánchez

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Confirmando el desinterés de los estudiantes por la representación a través del Centro de Estudiantes, en nunguna de las facultades votó más del 50 por ciento del padrón inscripto.

Cani dijo...

Es indudable que el estudiantado en general carece de interés en la política universitaria. En principio vería esto como algo netamente negativo (hasta trágico) desde cualquier punto de vista, y en segundo lugar es claro que este fenomeno es algo que excede a las universidades y se da a nivel nacional.

Por otro lado me parece que el centro de estudiantes dista de ser una sanata, en todo caso lo será la actúal conducción. De todas formas no hay ningún argumento que justifique al afirmación.

Con respecto a los debates, creo que nadie en su sano juicio puede argumentar que un debate está mal de por sí, pueden estarlo los tópicos y los oradores del mismo. La verdad que sería difícil que los 26 mil estudiantes de sociales se informaran hablando en las mesas con los militantes por una simple cuestión edilicia: no entran en los pasillos. De tal forma, pasar por cursos es la única alternativa que queda, tal vez no la ideal, pero ¨lo ideal es enemigo de lo bueno¨.

Saludos, Ariel