sábado, 4 de noviembre de 2006

La VIDA supera la FICCIÖN

Una mujer con ojos celestes mira por la ventana llovida, la atraviesa, llega a tocar la vereda con su pupila y se entierra en el follaje escurridizo y mojado…ya no de Buenos Aires sino de Ortelsburg, Alemania. Esa mirada profunda voló a otro tiempo a una noche de etílicos perfumes, cuando un hombre se acercó a un mercado y pidió alcohol, era un negocio judío y ese hombre pertenecía a las fuerzas de asalto nazis, conocidas como las camisas pardas. No le dieron lo que buscaba, entonces golpeó, destruyó, eran judíos… Ruth Felstein pertenecía a esa familia alemana que había sido víctima del ataque (padre, madre y dos niños, una nena y un varón), esa joven de 12 años es hoy la mujer de los ojos profundos y rodeados de surcos que recuerda, mientras mira por la ventana y dice : “Me dijeron que ya estaba bien, que era suficiente, era la única chica judía en el colegio y no querían que continuara”, ese fue el momento de la huída a Berlín, donde se radicó con sus tíos aunque nunca faltaron las preguntas “ ¿Qué ha hecho tu padre?, indagaba mi tía”, repite Ruth, tratando de reproducir el sonido de las voces lejanas. No había hecho nada pero el antisemitismo estaba encarnándose en los huesos y cada vez se haría más imposible la vida en Alemania. “Respiramos hondo el momento en que cruzamos la frontera porque no nos sentimos seguros ni siquiera en el viaje”, dice la señora Fedlstein mientras se acomoda un anillo en uno de sus dedos extremadamente blancos. Subieron al tren en Berlín, viajaban con la escarcha del miedo sobre la piel, el temor se hizo pánico cuando al llegar a la frontera con Francia los bajaron del tren porque en los pasaportes decía que eran judíos, les revisaron hasta los zapatos para ver si salían con más plata de la que estaba permitida (10 marcos), pero no encontraron nada aunque lograron provocarles más miedo del que llevaban, tenían terror de no poder irse, de que los lleven a un campo de concentración y que no pudieran llegar al destino planeado y libre, Argentina.
El nuevo país fue un lugar de trabajo, la lucha por recuperar aquello que les habían arrancado. Comenzaron vendiendo un reloj para obtener 1 mes de alojamiento y comida en una pensión, luego pudieron retomar los oficios y poco a poco crear un capital.
Ruth se casó con un joven que conoció en el barco en el que vino a la Argentina y formó una familia. Siembre trabajando y manteniéndose en los barrios de colegiales y Belgrano, ella dice que nunca hizo amigos Argentinos, justo en ese momento suena el teléfono y luego de levantar el tubo y decir hola comienza a hablar en Alemán, se ríe y se mueve con delicadeza., luego se sienta nuevamente y dice que no confundamos porque la vida no fue color de rosa en Argentina ya que Perón les produjo un gran temor, era como ver renacer aquello de lo que habían escapado, sabían que éste tenía cierta admiración por el fascismo y eso los asustaba “Perón en Francés quiere decir andén del tren, y nosotros por el miedo que teníamos cuando queríamos referirnos a Perón hablábamos del tren, nunca lo nombrábamos”. Levanta la vista y no puede esconder que sus pupilas brillan más que antes., “yo volví”, dice “volví a Berlín porque quería ver la casa de mis tíos”, los que la habían alojado luego del incidente de la escuela y se habían quedado porque consideraban que al tener 50 años eran mayores y ya tenían la vida hecha. Los tíos de Ruth fueron asesinados aunque ella no sabe cómo ni cuándo, por ello viajó a Berlín y volvió al lugar donde vivía con ellos para buscar información. Tocó el timbre de su antigua casa y la atendió una persona que le dijo que no sabía nada porque hacía poco tiempo que vivía allí, luego fue a un bar ubicado en la esquina y habló con el dueño quién le dijo que había un viejito que podía brindarle esa información. “Y yo estaba delante de esta puerta, y estaba con el dedo en el timbre y no toqué. Me di media vuelta y me fui. Tanto, tanto quería saber y cuando sabía, cuando me enteré de que él sí me iba a poder decir, no se, tenía miedo de que es lo que me iba a decir y me di media vuelta y me fui” Las imágenes asaltan sus pupilas, hay olores que vuelven y embriagan el presente, tan terribles y largos, que la vida de repente se transforma en un ida y vuelta de péndulos, y el hambriento miedo que nunca se fue, vuelve a hacer tiritar los talones y los dedos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola, realmente te felicito por tu manera de relatar la historia. Sentí que estaba allí. Realmente se nota que tienes talento. Igualmente te dejo mi MSN si quieres charlar, pareces una persona con quien se puede conversar. Saludos

Byte_00@hotmail.com