lunes, 20 de noviembre de 2006

Respuestas nuevas a viejos problemas

En el marco del proceso de la crisis económica del país con un alto nivel de desocupación muchos trabajadores encontraron una alternativa a la indigencia y se transformaron en los protagonistas de su futuro. ¿Tenés miedo de perder tu trabajo? ¿Sentís el temor de ver a tu familia con hambre?. Esas fueron las perturbaciones que impulsaron el surgimiento de las fábricas recuperadas, donde los trabajadores en peligro de perder su empleo, ante la quiebra de las industrias en las que se desempeñaban, tomaron, ellos mismos, las riendas de la producción bajo formas de organización diferentes a las de antes. La fábrica tiene inserta la división del trabajo, los hombres se ocupan de las tareas más pesadas, y las mujeres del armado de los globos. Hay varias máquinas, aunque lo más llamativo son 5 hombres trabajando frente a unas piletas llenas de líquido de diferentes colores, porque acercarse a esa área implica que los ojos del desacostumbrado comiencen a lagrimear y que la nariz pique, también provoca estornudos, mareos, es como 100 tinturas juntas en una habitación cerrada, es amoníaco. Los hombres que manipulan el producto son jóvenes, no tienen protección para hacerlo, dos de ellos visten mamelucos, los otros 3 jeans y remeras, llama la atención como pueden estar tanto tiempo junto a esa sustancia. Luis Alberto Caro, Presidente del Movimiento Nacional de Fábricas Recuperadas, expresa que las cooperativas surgen legalmente respetando el artículo 14 de la Constitución, en el cual se expresa que “todo habitante tiene derecho a trabajar y ejercer toda industria lícita”, además, afirma que las fábricas recuperadas por los trabajadores se insertan en una lógica diferente a la capitalista, una economía básica de subsistencia”, en la cual se obtienen las instalaciones y maquinarias través de un Contrato de Alquiler ya sea al Juzgado, si la empresa quebró (art. 186 Ley de Concursos y Quiebras), o bien con un acuerdo con el dueño con autorización del Juzgado si se encuentra en Concurso Preventivo. Nueva esperanza también es el nombre de otra cooperativa, la ex Grissinópolis, conocida por el documental que cuenta su historia. Es una fábrica de grisines, María, una trabajadora que antes estaba en el área de gerencia, cuenta que en 1998 comenzó la caída a partir de un convenio que fracasó, el cual consistía en fabricar pan dulce para Carrefour, “los panes salían mal y el hipermercado los devolvió y no pagó por ellos” explica María, a lo que se sumó la mala situación de los años que le siguieron y manejos turbios por parte de uno de los presidentes. El punto máximo de tensión llegó cuando el 3 de junio de 2002 los trabajadores le pidieron un vale de 100 pesos al gerente, puesto que el fin de semana anterior sólo les habían dado uno por 10 pesos, la respuesta es “no hay plata” y comenzó la huelga con toma de la fábrica, pero a diferencia de lo que sucedió en la Ex Global, los operarios nunca se fueron a sus hogares y por lo tanto no hubo daños en las instalaciones. María sabe que en su cuestión particular ha perdido en cuanto al salario y las condiciones laborales, mientras que sus compañeros retiran 3 veces más de lo que recibían antes de la formación de la cooperativa, pese a esto ella tiene la convicción de que lucharon por recuperar su fuente de trabajo y está orgullosa de ello. Hoy los trabajadores “retiran” 1200 pesos mensuales, ya que cuando se recupera una cooperativa no existe salario, sino los integrantes de esta producen y en base al dinero que obtienen deciden democráticamente en qué gastarlo, ya sea invirtiéndolo en materia prima, en mejorar las condiciones laborales, o llevando más dinero a sus casas. Para Esteban Magnani, autor del libro El cambio Silencioso, referido a las cooperativas y miembro de la ONG La base, que constituye un fondo de capital productivo para las empresas recuperadas[1], la relación entre el trabajador y su trabajo en el marco de una cooperativa cambia porque “empieza a ver la relación entre lo que produce y lo que puede llevarse a casa. Antes no importaba cuánto produjera: reclamaba que se le pagara el salario tal como indicaba el contrato. Ahora no son pocos los compañeros que reproducen esa lógica y reclaman a la comisión directiva que cumpla con los retiros como si estos no tuvieran aún relación con su trabajo. En otras en cambio, por ejemplo, se toma la decisión de priorizar que haya materia prima en lugar del retiro de todo lo que se pueda. Eso se produce cuando ven la relación entre las horas perdidas por falta de materia prima y la imposibilidad de llevarse un retiro digno.” No todo es fácil en este proyecto, un obrero del área de producción de la cooperativa llamada “El aguante” (ex panificadora 5), admite que la fábrica esta atravesando una etapa de estancamiento, puesto que todavía siguen esperando la posibilidad de que las autoridades les otorguen un subsidio para realizar inversiones y lograr mayor desarrollo, por ejemplo expresan que el estado nunca termina de otorgarles la propiedad de las máquinas lo que impide que puedan venderlas y comprar nuevas. El olor a amoníaco sigue en las narices aunque ya no están en el lugar de la producción, un comedor con una mesa larga y tablones que funcionan como asientos alberga a los obreros que disfrutan de la media hora que se toman para comer. En el fondo del salón Juana cocinó puchero en una gran olla, mientras algunos de los trabajadores traen sus propios tapers con comida, otros esperan que la mujer les sirva. Miguel, uno de los trabajadores más jóvenes, se sienta sobre la mesa, tiene 23 años y se le llenan los ojos de lágrimas al decir que tiene ganas de trabajar, que aunque muchas veces las jornadas son largas y cansadoras que todo se realiza en un ambiente de compañerismo y con la felicidad de que se va a poder llevar dinero para alimentar a su pequeña hija. [1] Esteban Magnani, El cambio silencioso- www.elcambiosilencioso.com.ar- , profesor de la Universidad de Buenos Aires, periodista del diario Página 12.

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